domingo, 14 de junio de 2015

Elecciones regionales y posconflicto



Considero que es una buena oportunidad para que tanto Gobierno como comisionados de paz, logren incentivar en las elecciones regionales proyectos para el posconflicto.

Todos somos conscientes de que las víctimas del conflicto armado, que se calcula son más de doce millones de habitantes entre: desplazados y reinsertados, sin contar los que han sido víctimas de las minas antipersonas y los miles de damnificados por diferentes causas; que circulan por todo el País, tanto en áreas urbanas como rúales, deben ser sujetos de una mayor atención en los próximos comicios electorales. Por consiguiente los líderes políticos que aspiran conseguir el voto popular deberían ir pensando en cómo estructurar en sus regiones planes y programas de desarrollo para el posconflicto que realmente los beneficien.

Si se logra este objetivo con buena pedagogía, podemos estar seguros de que, junto con la actividad política, le estamos dando una mano al proceso de paz que desde luego debe ser interpretada sin mezquindades políticas, mas sí con mente abierta y altruista por quienes estén aspirando a ser nuestras autoridades regionales.

Partiendo desde el punto de vista de que todos los colombianos queremos la paz, y ya que se están dando pasos importantes que amerita entrarla en un ámbito de credibilidad, sería conveniente librar una campaña preelectoral en el sentido de motivar a los ciudadanos de diferentes partidos y movimientos políticos para que exijan a los candidatos a: gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos municipales que en su agenda electoral diseñen programas para el posconflicto acompañados de la cátedra de la paz.
 
El tema electoral, cátedra de la paz y posconflicto, no tienen porqué estar divorciados entre sí, antes por el contrario, se identifican dentro de un mismo propósito y desde cualquier ángulo que se le mire son escenarios propicios para lanzar propuestas que sobre comunidad y desarrollo se deben estructurar bajo estas premisas.

 Un aspirante acucioso a gobernación o alcaldía debería desde ahora mismo, faltando poco menos de cinco meses para las elecciones, levantar un censo de cuántos son los desplazados y reinsertados dentro de su jurisdicción, analizando las tendencias ocupacionales y levantando los coeficientes sociales de desarrollo de cada una de estas personas por grupos, con el fin de tener un diagnóstico acertado para aplicar en el inmediato futuro.

Todos los colombianos nos preguntamos: ¿una vez firmado el acuerdo de paz, cómo lo vamos a sostener? Lamentablemente es una pregunta sin respuesta, esto lo saben muy bien los señores de la mesa de negociación en La Habana, tanto del Gobierno como de las FARC; por eso es importante empezar a barajar diferentes opciones. Dentro de la población desplazada y reinsertada hay personas bastante valiosas en el desarrollo de actividades del sector agropecuario, a ellas hay que llegar con un mensaje claro y un proyecto que les sea realmente rentable para que se constituyan en promotores de grupos y los manejen en forma  productiva.

Solo pensar que el acuerdo de paz se va a firmar sin tener siquiera formulados proyectos para el posconflicto es una locura y terminará siendo una masa humana de concentración de personas sin ningún proyecto de vida en las áreas urbanas, que se acostumbrarán a vivir de las bondades del Estado de Derecho hasta que las circunstancias lo permitan, y cuando no, buscarán nuevamente reengancharse en los grupos subversivos o a conformar bandas de criminalidad como ha ocurrido en veces anteriores.

Si es que queremos hacer una trabajo bien hecho se debe trabajar con lo que hay, es decir con la población desplazada, reinsertada y damnificada. Esto se hace como quedó dicho: levantando los coeficientes sociales de desarrollo por grupos de trabajo, con el fin de establecer cuáles son las tendencias que tiene cada una de ellas y con este diagnóstico formularles el tipo de proyecto para el posconflicto.

Existe mucho temor dentro de la población civil que después de firmado el acuerdo de paz empezaremos a ver la población de desplazados y reinsertados, disfrutando de las mieles y bondades del paternalismo del Estado de Derecho, tal cual sucedió con los miles de reinsertados del M-19 y paramilitares que estuvieron en hogares de paso recibiendo subsidios del Estado y finalmente los resultados no fueron los más satisfactorios.

Debemos entender que en su mayor parte todas estas familias son de origen campesino, que como tal, hay que librar la campaña para regresarlos a sus parcelas en aplicación de Régimen de Restitución de Tierras para que empiecen una nueva vida, pero ya supervigilados por el Estadoque les brindará en todo momento la protección necesaria para el desarrollo de sus faenas agrícolas y comercialización de sus productos.

Debemos tener en cuenta que en los actuales momentos, dado que Colombia ha firmado varios TLC, con diferentes países del Mundo, y el sector agrícola, es bastante apetecido en cuando a agroindustria se refiere, son cientos los productos que se pueden exportar partiendo de la base de los proyectos posconflicto, en este caso aplicando el esquema de agricultura por contrato, para que la primaria, tenga posteriormente una transformación y  mayor éxito en los mercados internacionales.

Los señores políticos aspirantes a cargos por elección popular, tienen una buena oportunidad para que en los meses que faltan a las elecciones, den rienda suelta a su imaginación y miren a su alrededor el recurso humano que los rodea, y previa evaluación de sus coeficientes sociales de desarrollo de la población desplazada y reinsertada, procedan a levantar el mapa productivo de su región, saquen la ficha técnica de sus respectivos productos, y de esta forma procedan a la conformación de los proyectos posconflicto en sus regiones.

Si logran este objetivo, estoy absolutamente seguro, que tendrán el favor popular, no solamente de las gentes en general, sino de las personas desplazadas y reinsertadas, que serán las más beneficiadas. 
         



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